Cuando comenzó la actual situación que paralizó abruptamente toda actividad relacionada con el tango, como los demás bailes en pareja, todos nosotros pasamos en décimas de segundos a intentar evaluar lo que esto significaba para nuestras vidas. Intuíamos que no iba a ser fácil el retorno a las clases, milongas, encuentros, exhibiciones… pero el que más y el que menos albergábamos una cierta esperanza que nos animaba a intentar predecir el plazo fatídico en que todo volvería a ser igual. Los expertos ya nos decían que todo era imprevisible con este virus desconocido, pero aún se hablaba de la posible remisión con la llegada del calor, la inmunidad de grupo, la carrera por la vacuna y por los tratamientos certeros. En julio una nueva realidad se está imponiendo y esta nueva situación no augura alivio para el mundo del tango por el momento. Sin duda pasará pero ahora habrá que seguir resistiendo. “El tango siempre espera” se dice. Los profesionales del tango, con inversión en el neg...