domingo, 26 de julio de 2020

APOYEMOS NUEVAMENTE AL ORGANIZADOR

Cuando comenzó la actual situación que paralizó abruptamente toda actividad relacionada con el tango, como los demás bailes en pareja, todos nosotros pasamos en décimas de segundos a intentar evaluar lo que esto significaba para nuestras vidas. Intuíamos que no iba a ser fácil el retorno a las clases, milongas, encuentros, exhibiciones… pero el que más y el que menos albergábamos una cierta esperanza que nos animaba a intentar predecir el plazo fatídico en que todo volvería a ser igual.

Los expertos ya nos decían que todo era imprevisible con este virus desconocido, pero aún se hablaba de la posible remisión con la llegada del calor, la inmunidad de grupo, la carrera por la vacuna y por los tratamientos certeros.

En julio una nueva realidad se está imponiendo y esta nueva situación no augura alivio para el mundo del tango por el momento. Sin duda pasará pero ahora habrá que seguir resistiendo. “El tango siempre espera” se dice.

Los profesionales del tango, con inversión en el negocio de este baile mundial como profesores y propietarios de academias, bailarines, orquestas, agencias con paquetes turísticos, hoteles, milongas, etc. lógicamente son afectados de primer orden y entra dentro de la lógica que intenten reanudar de alguna forma las clases y prácticas para sobrevivir a esta crisis y, en este escenario se están iniciando experimentos al amparo de normas que lo permitan con ciertos protocolos. Por supuesto se arriesgan porque nunca se sabe si las medidas serán suficientes, si los alumnos y bailarines responderán y, en todo caso porque estos proyectos no significa reanudación de lo que había antes de la crisis, por mucho que se pretenda la aproximación a aquel momento.

Los organizadores se debaten en la duda de reanudar o seguir esperando.  Los usuarios tenemos la posibilidad de elegir participar o no, por eso creo que una vez más procede apoyar al organizador de clases y milongas en esta difícil situación para ellos, sea cual fuere su decisión. Ya expresé esta misma opinión en marzo cuando las milongas y academias se debatían entre cesar la actividad o resistir a la vista de cómo se iban desarrollando los acontecimientos en aquellos momentos. No creo que ayudemos mucho los amantes del Tango criticando actitudes o expresando consejos. Como digo, al fin y al cabo siempre nos queda la libertad de elegir.

NOTA: El presente artículo se publicó en el Foro tanguero el 11 de Julio de 2020

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TANGO TRAS EL COVID 19


Tras la primera fase de estupor e incredulidad, nos ha tocado a la comunidad tanguera asumir la dura realidad de no poder ejercitar nuestra pasión, la práctica del Tango. Las redes sociales tangueras se han llenado del sustitutivo recurso que supone colgar vídeos y fotos tangueras, clases on line, prácticas en el confinamiento y sobre todo mensajes con muestras de ánimo y de “pasará”

Empezamos ya a vislumbrar algo de luz y de esperanza. Los técnicos ya avisan de la ralentización de casos y adelantan posibles próximas medidas de alivio a la situación de encierro. Estamos entrando quizá en la difícil fase de la especulación con el futuro, y eso que todo es todavía sumamente incierto y desconocido.

Si atendemos al Informe de  Modelización Epidemiológica del Covid-19 para España de 1 de Abril de 2020 del equipo de la Universidad Politécnica de Valencia podría darnos algunos datos indicadores de lo que nos podría pasar:  La curva de contagios decrece y a finales de mayo y junio se aproxima al cero. Esto hace que ya el confinamiento previsiblemente se levantará o será parcial. Podremos salir. El informe aborda la salida del confinamiento, siempre que no haya una vuelta atrás, es decir en el escenario más favorable tras la salida. (Si no es favorable podría repuntar rápidamente y eso depende de nuestra actitud).  Podríamos salir escalonadamente en grupos de 25% de la población por cada semana de mayo. Según esto, en junio ya estaríamos todos sin confinamiento, pero ¿cuándo volver a nuestras milongas del alma?. Evidentemente tendríamos que estar muy atentos al segundo estado, el distanciamiento social. El Tango es abrazo y del abrazo nos sentimos muy orgullosos. También es contacto corporal, sobre todo de las manos y proximidad de las caras.

Alegraos, jóvenes tangueros por que vosotros podréis ser seguramente los primeros en volver a experimentar el cálido abrazo. Quizá también vosotros,  los inmunizados tras la aplicación masiva de test. Os lo mereceréis por lo que ya habréis pasado.

Los mayores esperaremos a volver aunque seamos algo más mayores para entonces. ¡Qué le vamos a hacer!

El informe no especifica qué deberemos hacer para evitar el repunte. El gobierno no obstante nos está preparando para el distanciamiento quizá hasta tanto no haya vacuna eficaz. Fernando Simón, coordinador de Sanidad nos dijo que habríamos de cambiar nuestros hábitos de vida. Apuntó al próximo uso generalizado de mascarillas. Evidentemente no queremos que suceda pero debemos estar preparados para tomar medidas en el futuro que nos permitan seguir disfrutando de nuestra pasión. Será duro pero volveremos.

NOTA: El presente artículofue publicado en el Foro tanguero el 5 de Abril de 2020

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miércoles, 22 de julio de 2020

¿DAÑOS COLATERALES?

Estaba sentado con el libro en las manos y dejé de leer un momento. Volví la cara hacia la ventana, paseé la mirada por la calle completamente desierta y regresé repentinamente a la realidad. Estaba cumpliendo con el estado de alarma decretado por el gobierno para intentar parar esta terrible pandemia confinado en casa y me costó no creer que era una terrible pesadilla. Era, es una realidad y esta realidad nos está haciendo replantearnos nuestra propia existencia.

Creo, como todos que esto pasará alguna vez y llegará a ser un mal recuerdo. Al tiempo me doy cuenta de lo débiles y efímeros que somos. Ni siquiera puedo saber si la infección está ya en mi cuerpo, silenciosa, traidora, burlándose de mis torpes precauciones sanitarias.

Me he detenido algo más en mirar al fondo, hacia la silueta del hospital de mi barrio intentando adivinar los dramas, esperanzas, dolor y alivio que subyacen tras las ventanas. Y entonces me ha dado por pensar en qué condiciones volveremos atrás. Qué factura tendremos que pagar.

Pienso que ya nada será lo mismo. Que habrá de pasar una o dos generaciones para olvidar esta peste contemporánea, increíble, inesperada. Que aun así seguramente nos quedará la memoria histórica y colectiva. Otra memoria ochenta y cuatro años después de la anterior.

Me pregunto si mi pasión por el Tango seguirá indemne tras este apocalipsis. Si el mundo del Tango familiar para todos nosotros se mantendrá o cambiará y cómo y cuánto.

Me pregunto si volveremos a encontrarnos todos de nuevo en las milongas habituales, qué nos contaremos, si nos besaremos y abrazaremos como solíamos antes de la plaga o nos sentiremos apestados y guardaremos distancias entre nosotros.

Si seguiremos viajando en busca de encuentros y festivales internacionales o nos anclaremos en nuestros entornos. Si seguiremos anhelando partir en los cruceros de tango a la meca del tango porteño.

Me pregunto si quizá complementaremos los chalecos y tirantes y los escotes y brazos sensualmente desnudos con diseños no menos coquetos de guantes masculinos y femeninos a juego con la indumentaria. Quizá con un fino foulard abandonado ante la boca. Si tras el cabeceo – ahora sí aceptado por todos- nos abrazaremos al modo milonguero o cambiaremos al abierto más de cultura nórdica y oriental. Si nuestro cálido sentir mediterráneo se enfriará y virará hacia el frío norte.

Me intriga saber si las milongas serán más concurridas y buscadas como ha sucedido con los bailes en las guerras, donde al darnos cuenta de lo efímera que es la vida nos lancemos, desmadremos, nos haga vivir más intensamente, compulsivamente. Si el cartero llamará por segunda vez a nuestras puertas. O si quizá languidezcan en el abandono y la tristeza. El tango es triste por naturaleza y no sé si ayudará.

Quizá el ser humano tiene la capacidad de olvidar rápidamente y seamos capaces de retomar todo “como lo dejamos ayer”.

Quizá cuando invitemos a alguna bailarina o bailarín nos diga “Me debías esta tanda. Me dijiste que la próxima era para mí”. Quizá cuando acabe la tanda alguien nos diga: ”Gracias. Hasta la próxima” y nos dé un beso en la mejilla sin saber muy bien cuándo llegará esa próxima vez.

NOTA: El presente artículo sepublicó en el Foro tanguero el 17 de Marzo de 2020

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domingo, 19 de julio de 2020

ES EL MOMENTO DE APOYAR AL ORGANIZADOR

El tango en nuestra ciudad, como en toda España y resto de países donde se practica vive un momento delicado por la grave crisis de coronavirus que padecemos.

Ya son muchas las milongas y clases que han clausurado sus programas en nuestro país, sobre todo en Madrid, País Vasco, Rioja, zonas de especial incidencia del contagio.

En algunos países, como Italia no cabe pensar qué opciones se deben adoptar, puesto que los decretos gubernamentales obligan el cierre temporal. Aquí empieza a surgir el debate. Algún milonguero lamenta que continúen abiertas las milongas y convocados los cursos inminentes. Seguramente habrá quien considere una muestra de alarmismo y miedo las clausuras.

Llegado a este punto, cabe decir que sólo nos queda comprender el dilema de organizadores y profesores. Tanto si consideran celebrar los eventos como si no, por nuestra parte solidaridad, acatamiento y comprensión. Si la milonga abre y considero que es conveniente no asistir, puedo hacerlo. Si cierra, tengo una ocasión de protegerme sin necesidad de pensarlo.

No olvidemos que en verano cierran muchas milongas y todos lo entendemos y acatamos. Todo pasará.

NOTA: Este artículo se publicó el 10 de Marzo de 2020 en nuestro Foro

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jueves, 16 de julio de 2020

EL TANGO, BAILE SOCIAL

El auge de nuestro baile, el Tango, en todo el mundo ha provocado quizá que se desarrollen puntos de vista entre los distintos grupos de tangueros, tanto a nivel local como de grupo de interés.

Es conocido que el origen tuvo un carácter eminentemente social de relación en el espacio de la milonga, la práctica, y que este primer objetivo, a fuerza de experiencia y práctica pudo ir completándose con la búsqueda y el perfeccionamiento técnico de la caminata y figuras tangueras.

Como en todos los bailes populares hubo gente que quedó enganchada a la práctica social que esta actividad suponía. Ayudó seguramente a sentirte menos solo, a conocer a otros y quizá a buscar y encontrar compañero o compañera para compartir tu vida.

Otros, además, se esforzaron en buscar la excelencia en la ejecución de esta sentida danza.

En nuestra época, esto ha supuesto que a veces se evalúe nuestro nivel de perfeccionamiento para participar en encuentros y maratones, pudiendo incluso ser rechazado en alguno de ellos.

El culmen está en los encuentros privados, sin publicidad, donde los asistentes son todos invitados por la organización o recomendados por algún tanguero de confianza.

Sin llegar a este extremo, en los encuentros sobre todo multitudinarios, pueden surgir grupos que buscan la excelencia en detrimento de la relación social. No me refiero, por supuesto a que bailar con buenos bailarines no sea deseable ni conveniente, bien al contrario.  Sin embargo, la cuestión es si no deberíamos abandonar ese otro aspecto social del Tango: la relación.

Esta relación social quizá a veces tenga que sacrificar  en alguna medida esa otra relación que podríamos llamar VIP. En las pequeñas milongas locales esto es más evidente. A veces, pocas ciertamente, ves a tangueros o tangueras que dan por finalizada su estancia antes del fin de la jornada porque “ya está todo vendido”. A veces se elige el lugar próximo a la mesa de los excelentes, locales o foráneos. He oído quejas en el sentido de que en aquella o en aquella otra milonga existen grupos  cerrados que sólo bailan entre ellos sin apenas relacionarse con el resto.

Las milongas de asociaciones cuidan por lo general que todo asistente sea bienvenido y participe de sus abrazos y acogida, independientemente del nivel que tenga (claro que se entiende que al asistir sabe bailar suficientemente).

Las risas, los abrazos, los saludos, las bromas, la alegría de los reencuentros entre conocidos son para mí mucho más importante que cualquier otra cosa cuando entro emocionado cada vez a la milonga.

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martes, 14 de julio de 2020

LA INVITACIÓN

La invitación en la milonga es un tema muy comentado en el entorno tanguero. El debate se centra principalmente en la forma supuestamente correcta de hacerlo. En algunas milongas habituales y sobre todo en las milongas programadas en los encuentros y maratones cada vez más se impone la obligación de hacer las invitaciones mediante el viejo sistema rioplatense del cabeceo. Eso implica que se exige no hacerlo en la forma tradicional de nuestro entorno y que ha sido mediante la invitación dirigiéndote directamente a la elegida, o elegido en su caso.

Yo confieso que no soy partidario de este método del cabeceo y no podría decir porqué exactamente, pero quizá fuese una pista que rechazo las exageraciones y los protocolos rígidos.

De hecho, no es malo invitar por cabeceo. Aunque yo no lo practico habitualmente, alguna vez me han invitado o he invitado con la mirada, pero excepto éstas, siempre lo he hecho de la otra forma. Eso sí, empleando la corrección en las formas y con el debido respeto a la persona que abordas. Nunca se me ocurriría hacerlo con el gesto altanero del que está seguro que invitando está haciendo un inmenso favor. Siempre tengo previsto que no le venga bien salir a bailar conmigo por cualquier circunstancia y, lejos de insistir, ayudo a restar violencia a la situación con frases amables como “en otra ocasión” “Cuando te sientas mejor” – si se excusó y cosas por el estilo. Si comprendo que no soy adecuado para ella, o si la invitada acepta y observo que no se encuentra a gusto, no vuelvo a insistir en otras ocasiones. Lo que realmente me molesta es la exigencia del organizador que da por hecho que lo que él o ella piensa, lo hace también la inmensa mayoría…y no tiene por qué ser así.

Analicemos algo más: la razón más esgrimida suele ser evitar la violencia que supone a la mujer decir que no y la vergüenza y bochorno del varón que regresa con el “rabo entre las piernas”. Bueno, es cierto que a veces las chicas se tragan invitaciones que no desean  o tienen que decir que no mediante cualquier excusa pero las más de las veces no sucede esto pues a las milongas y sobre todo a las de los encuentros y maratones asisten tangueros y tangueras con la suficiente experiencia como para proporcionar buenos y sentidos momento a la pareja en cada tanda. Y si hay que decir que no pues se dice y, claro, no voy a decir que siente bien, pero tampoco que tiene por qué ser un cataclismo. Siempre habrá otras opciones. Por otro lado, si a mí me molesta el rechazo, también me molestará que la invitada finja leer el móvil o tuerza el cuello, y pienso que para ella es también algo violento tener que torcer el cuello…etc.

Otra menos utilizada y que cae por su propio peso sería apelar a la tradición rioplatense…eso ya fue hace mucho tiempo. Yo diría que en otra época.

Consustancial a este debate, se agrega las exigencias en la distribución de las salas. Los asientos deben estar próximos, las mesas grandes pueden molestar, la separación de sexos… Sobre todo esto último no me gusta en absoluto. Me recuerda a situaciones algo humillantes. Hay mujeres que les excita ser elegidas de esta forma pero hay otras que se sienten mercancía a la espera de demanda.

Finalmente, para mí lo ideal sería poder elegir el sistema o al menos no ser castigado, expulsado, voceado, avergonzado…por el organizador si cometes un desliz en la omisión de cabeceo. Una buena fórmula (para mí) sería advertir que se aconseja…etc  y que cada cual decida según su buen criterio. Y en todo caso, respeto las opiniones de los que defienden el cabeceo a capa y espada. Faltaría más.

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           Imagen: Le Pas Parfaits et dessins Veronique Paquette

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TANDAS CON TERESA

  Teresa fue mi profesora de Tango preferida.  Tanto que no me atreví a sustituirla por ninguna otra. Durante dos años nos intentó transmiti...