Este artículo es el que todo este tiempo anhelaba poder
escribir. No voy a negar que estaba seguro que algún día podría hacerlo pero
también que algunas dudas albergaba en una inquietante contradicción. Pensemos
que antes de ahora las epidemias disponían de las vacunas correspondientes tras
varios años de investigación y trabajo, y pronto desechamos la extinción
espontánea de esta peste. Pero nuestros científicos se pusieron las pilas.
Gracias a ellos, tras
un año y medio de incertidumbre las milongas fueron poco a poco retornando como
todos pronosticábamos. En un principio tímidamente, asociadas a las clases
cuando pudieron empezarse y se les llamaron prácticas, con medidas covid y
reserva para asegurar el aforo permitido.
Ciertamente no están todas operativas aún pero me consta que
están trabajando para el reencuentro.
Podíamos constatar explorando las redes que en cada
comunidad tanguera el proceso se ha desarrollado a distintas velocidades y
Valencia no fue una de las más rápidas. Las medidas preventivas de la Comunidad
Valenciana fueron muy garantistas con la vuelta a la “nueva normalidad” y los organizadores
de milonga en Valencia prefirieron esperar.
Ha sido con la incidencia de la pandemia en riesgo bajo
cuando el levantamiento de la prohibición de bailar ha desencadenado la
apertura de las milongas.
El Encuentro Internacional de Club Tango ComunidadValenciana que se ha desarrollado del 8 al 12 de Octubre de este 2021 ha marcado esta nueva realidad. El viernes, coincidiendo con el inicio, la
Comunidad estrenaba la nueva normativa. Las numerosas milongas que estos días
hemos gozado nos han puesto repentinamente en contacto no sólo con nuestros
amigos valencianos, sino también con los de otras varias comunidades y países.
Hemos comprobado que nuestra actitud y habilidades habían quedado intactas tras
tanto tiempo. Tras el Encuentro, la Milonga del Club ha empezado a abrir regularmente de nuevo.
Otras milongas ya habían empezado con el formato de práctica.
Alguna de ellas con carácter esporádico o puntual y otras con regularidad.
Varias se están resistiendo a abrir. Este largo periodo de inactividad sin duda
ha de pasar factura y el tango en Valencia habrá de remodelarse hasta alcanzar
nuevamente la cotidianidad que los tangueros queremos y necesitamos. En todo
caso, es hora de abrir armarios y zapateros, cepillar pantalones, revisar
camisas y vestidos y lustrar zapatos que han dormido el sueño de los justos
tanto tiempo. Yo apuesto por que la moda no los haya condenado totalmente a la
obsolescencia, dado lo clásico que el Tango sigue siendo.
No he pretendido abordar este esperanzador tema desde el
punto de vista sentimental sino desde este otro de modesta crónica local, pero
no puedo obviar que la emoción del regreso está presente en todos nosotros y lo
expresamos tan pronto tenemos ocasión. El Tango tiene un indudable componente
de ejercicio físico y mental, pero también de relación social que tanto
necesitamos. Nos reencontramos en las milongas y nos abrazamos, nos felicitamos
de estar ahí y, claro, sentimos la emoción de volver a compartir abrazos con
tangueros y tangueras de todo el mundo.
A día de hoy podemos decir que la milonga ha vuelto a
Valencia y que es hora de aprovechar cada segundo como si fuese el último; cada
tanda como si fuera una comparsita final, sin postergar ningún abrazo, ninguna
invitación, ninguna mirada. La milonga ha vuelto aunque ya no sea la misma.